lunes, 9 de julio de 2012

UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS (I)

Hace un par de días tenía una conversación muy interesante sobre el conocimiento que cada uno tiene de su propio país. Hoy en día los jóvenes se preparan haciendo dobles y triples carreras, hablando dos, tres o hasta cuatro idiomas, viajan continuamente al extranjero, pero les preguntas sobre su propio país y desconocen el más mínimo de sus rincones y realidades.

Me he encontrado estos últimos años con gente, oriunda de su respectiva capital, que más allá de la casa de veraneo familiar desconocía la realidad social y geográfica de su país. Son gente que, en su mayoría, sólo se relaciona dentro de un ámbito social y a la que le parece infinitamente más interesante la vida en Los Ángeles o en Berlín que en Xodos, Osorno el Mayor o en los barrios periféricos de su ciudad. Craso error desde mi punto de vista.

Yo he tenido la suerte de no nacer en la capital, de pertenecer a una familia en la que uno de los grandes sueños de mi abuelo era poder tener ese sueldo fijo a final de mes que no le garantizaba la agricultura, de vivir en otros lugares del territorio de mi país  y de conocer a gente diversa y maravillosa que sigue siendo amiga nuestra, desde pastores a catedráticos pasando por albañiles, músicos, profesores de colegio o parados, independientemente de su campo profesional. Es verdad que, en muchos casos, no he elegido tener estas experiencias, que me han venido dadas por las circunstancias, pero me siento enormemente feliz de que haya sido así. 

Como hoy en día la realidad de un país como el nuestro también puede conocerse a través de las nuevas tecnologías, me gustaría compartir con todos vosotros algunos de los vídeos que circulan por Youtube y que son fiel reflejo de nuestra sociedad, con sus puntos de vista hilarantes, graciosos, chonis, horteras, deprimentes, lamentables...vamos, lo que viene siendo este país en su versión más amplia. Hoy toca la primera entrega, pero ya adelanto que hay segunda.

Para empezar algo muy "del terreno", como dicen en mi pueblo, el Tío Masclet:



Y en este orden de cosas nada como el vanidoso de Pitis:



El programa Callejeros ha permitido conocer la realidad de ciertas horas de nuestro ciclo vital como país. Dos ejemplos:




También la intelectualidad se suma a mostrarse en todo su esplendor:



Hasta el barrio de Salamanca madrileño visto desde los ojos de los estudiantes más jóvenes del país:



Prometo que esto no se acaba, que habrá segunda entrega y, sinceramente, es como para no perdérsela. Si yo fuero yo mismo no lo haría.

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