miércoles, 24 de julio de 2013

ESTíO INVERNAL



Alucinante invierno.

Ha sido tan inmensa la huella que las borrascas invernales han dejado repartida entre nuestras montañas, que incluso llegados los rigores estivales, las laderas de los montes continúan teñidas de un blanco lechoso que se resiste a abandonar el que ha sido su hogar durante meses.





Ahora bien, cuando uno se pone bajo la gélida agua que se desliza entre las piedras graníticas ladera abajo, la cosa cambia... vaya que si cambia.


miércoles, 17 de julio de 2013

OVEJAS PARTURIENTAS

La impresionante estepa castellana da lugar, al este de estas tierras, a una deformación montañosa del terreno de extraordinaria belleza y singularidad. Es el sistema ibérico, en su vertiente más oriental, allí donde se cruzan los caminos (como diría el ínclito cantante), encontramos los Montes Universales.





De recuerdo infantil imborrable, son para mí parte de lo que soy. Poder volver, aunque fuera un frío fin de semana de junio, para compartir horas, alegrías, paseos y aventuras con un grupo de amigos, ha sido todo un placer.

Desde aquí gracias a M.S. por la invitación, que gustosamente aceptaré de nuevo en cualquier momento. Eso sí, pon esa chimenea cuanto antes. La ducha ya la tenemos.













viernes, 12 de julio de 2013

PEÑA ARRIBA... PEÑA ABAJO

Aunque el último mes y medio he tenido tareas importantes que no me han permito entrenada prácticamente nada, el final de la temporada ha venido cargada de nuevas experiencias.

Dos han sido las nuevas modalidades que he probado en este final de año deportivo, antes de que el sofocante calor y las tareas intelectuales me obligaran a quedarme en casa.

La primera de ellas ha sido el trail o carreras de montaña. Una amiga es un cuasi profesional de este mundillo. Pero yo, más allá de alguna corta salida corriendo por los montes, nunca me había apuntado a una carrera de este tipo. La prueba, en la estación de La Pinilla, en el Sistema Central, fue bastante dura, sobre todo para mi lamentable estado forma. Eso sí, todo valió la pena cuando me lancé a tumba abierta a descender los últimos 2 de los 12 quilómetros en que consistía la prueba. En la meta me esperaban A.R., que por supuesto llegó antes que yo, y mi amiga A.C., que no se quejó para nada por tener que madrugar el domingo del fin de semana que se venía de visita. Bonita experiencia y en la que voy a trabajar, pero a partir de octubre.





La segunda, diferente, ha sido el Duatlón. Siempre he sido amante de la bicicleta. La he practicado mucho y mucho antes que la carrera. Ahora estoy volviendo a ella. Eso sí, nunca había compaginado las dos modalidades. Esta vez tocaba y dos son las sensaciones con las que me quedo. La primera, la alegría de compartir con dos buenos amigos (S.J. y N.C.) una mañana de domingo, que acabó en cañas a las que se sumaron S.J. (diferente a la primera S.J.) y J.L. La segunda, el sentimiento de impotencia que sentí al ponerme a correr después de 18 quilómetros de MTB. Alucinante. Durante un quilómetro parecía tener una parálisis en las piernas. A partir de ese momento volvieron a mis las sensaciones habituales y pude, pese al cansancio, volver a subir un poco las rodillas. Al igual que en el caso anterior, habrá que seguir probando.















El siguiente objetivo vigoréxico comenzará en poco más de un mes. Por supuesto, gozará de su propia entrada en este blog. No os cuento, pero os doy una pista: ¡Cuál ventura sería esta, si pluguiese al Criador, que asomase essora el Cid Campeador!