Dice un sabio refrán popular que no se puede estar en misa y repicando. Pues parece que últimamente me toca estar en misa, repicando, tocando con la banda, llevando al santo en la peana y repartiendo el agua bendita, todo a la vez. No paro ni un segundo y, claro, así no hay quien publique la entrada el día en que tenía planeado. En fin, paciencia, tranquilidad y buenos alimentos (lo de los buenos alimentos nunca lo entendí pero siempre lo repetía mi tío).
El caso es que últimamente han caído en mi mano diversas publicaciones sobre un mismo tema. Resulta cuanto menos extraño que caiga en manos de uno la revista de la Federación Española de Municipios y Provincias. Pero no contento con eso, más extraño aún es que uno se la lea. Pues hete aquí yo me la leí -en diagonal- el otro día. Un artículo consiguió captar mi atención, un artículo sobre la semana europea de la movilidad sostenible en las ciudades españolas.
Cada día se ven más y más bicicletas en nuestras ciudades. Siguiendo en cierto modo el ejemplo que puso en marcha París con su Velib. Por supuesto, se trata de una gran noticia para los que defendemos tanto la bicicleta como el transporte público como la mejor manera de desplazarse dentro de las ciudades, al menos las del "viejo continente".
Sin embargo, ya que empecé la entrada con refranes sigamos con ellos: no es oro todo lo que reluce. Como buen ejemplo de impulsor de esta iniciativa, los franceses están enfrentándose seriamente a sus efectos contraproducentes. Este domingo Le Parisien Dimanche (hasta para esto leo cosas raras que caen en mis manos) publicaba una foto en la portada y dedicaba sus dos primeras páginas a este tema.
En Francia están tan hartos de las infracciones de tráfico y de los incumplimientos de las ordenanzas municipales por parte de los ciclistas. Los ayuntamientos están empezando a multar a diestro y siniestros a todos aquellos que se saltan semáforos, van sin luces, montan a una segunda persona en la bicicleta -y no es un tándem-,... Podéis observar en alguno de los recortes que he escaneado el montante de las multas.
Vamos por detrás en este país en muchas cosas, pero por esta vez ese extremo puede resultarnos beneficioso. Todavía es posible que con educación combatamos las malas costumbres que se han convertido en insoportables en nuestro país vecino mientras, al mismo tiempo, promovemos el uso de medios de transporte urbanos con carácter sostenible.
Ojalá lo consigamos, aunque creo que al final acabaremos discutiendo eternamente sobre la obligatoriedad o no del casco en vías urbanas y no conseguiremos contar con la previsión y la visión de conjunto y futuro de algo que puede ser beneficioso para todos.
Por cierto, por si queda alguna duda, estoy hasta el gorro de ir en bicicleta todos los días y ver a otros ciclistas saltarse semáforos, ir en contradirección, atajar por aceras atestadas de gente y un largo etcétera.
1 comentario:
Si, es verdad que los ciclistas nos pasamos las normas de conducción por el forro. Me incluyo. Cuando vivía en Barcelona y usaba el bicing tuve más de una bronca con peatones y conductores.
Pero la verdad es que andar por ciudad en bici es muy peligroso. Yo iba en general un poco acojonada. Y la mayor parte de las infracciones las cometía para evitarme un momento tenso con coches. Por ejemplo, si me saltaba un semáforo cuando veía que no venia nadie, me evitaba arrancar con el semáforo en verde y con un montón de coches.
Ya se que no está bien, pero si los ciclistas tuvieramos nuestro sitio para circular, y los coches nos respetasen, supongo que no habría necesidad de saltarse nada.
¡Y los peatones! El paseo marítimo de cambrils tiene un carril bici por el que pasean tranquilamente hordas de veraneantes...
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