Así comenzaba el título de la obra de Fernando Fernan Gómez y de la homónima película. El relato gira en torno a la hipotética compra de una bicicleta en la ciudad que pronto es sitiada por la guerra. El sueño de la bicicleta se aleja, mientras otras experiencias mucho más complejas que montar en bicicleta durante el verano hacen madurar a los personajes rodeados de un ambiente hostil.
Volvía el otro día del trabajo, montado en bicicleta, durante la estación diametralmente opuesta a la Luisito, cuando justo detrás mío escuché un megáfono, del que surgía una voz que decía: "a la derecha, pásese a la derecha". Me giré y vi justo detrás mío el coche de la policía municipal con las luces azules puestas. En el semáforo se pusieron a mi lado y, amablemente, el agente sentado en el lado del copiloto me reprendió por no circular por el carril bus y, además, por hacerlo por el centro del carril. Yo le respondí, igual de amable, que creía que la ordenanza que regulaba la circulación por la ciudad decía otra cosa, pero me frenó en seco diciéndome que me equivocaba. Total, que no tuve más remedio que circular detrás del humo del autobús durante un rato y acompasarme con él a cada parada hasta que desapareció el dichoso carril y pude circular de nuevo con total libertad.
El caso es que llegué a casa mosqueado y un par de días después leí la dichosa ordenanza municipal de movilidad. El resultado, en el apartado de circulación de bicicletas, es el que podéis leer a continuación:
El caso es que llegué a casa mosqueado y un par de días después leí la dichosa ordenanza municipal de movilidad. El resultado, en el apartado de circulación de bicicletas, es el que podéis leer a continuación:
Artículo 39 bis.
En la calzada, las bicicletas circularán ocupando la parte central del carril. En las vías con más de un carril circularán siempre por el carril de la derecha. De existir carriles reservados a otros vehículos, circularán en las mismas condiciones por el carril contiguo al reservado, salvo que la señalización permitiera circular por ellos. Si el carril reservado estuviera en zona de pendiente desfavorable donde las bicicletas puedan encontrarse entre los tráficos de autobuses y vehículos en una situación incómoda y peligrosa, los carriles tendrán una sección mínima de 4,5 metros y la circulación de bicicletas se realizará lo más próximo posible a la derecha. Estará prohibida en estos carriles la circulación de varios ciclistas en paralelo.
Las bicicletas sólo podrán circular por el carril de la izquierda si han de realizar un giro a la izquierda.
Las bicicletas en la calzada, disfrutarán y respetarán las prioridades de paso previstas en las normas de tráfico, siempre que no haya una señalización específica en contrario.
Excepcionalmente, y cuando así se indique mediante la señalización específica, estará permitida la circulación de bicicletas en sentido contrario.
En aquellos carriles que se hayan señalizado específicamente con un límite de velocidad máxima de 30Km/h para facilitar la coexistencia de bicicletas y vehículos motorizados, estos últimos habrán de adaptar su velocidad a la de la bicicleta, no permitiéndose los adelantamientos a las bicicletas dentro del mismo carril de circulación.
Creo que la negrita habla por sí misma. Eso sí, en honor a la verdad diré que el agente me reprendió, igualmente, por que no se veía la luz trasera de la bicicleta. Ahí le doy la razón y tendré que modificarla. Para lo otro creo que me va a tocar llevar una copia de las ordenanzas, porque me da a mí que algunos policías municipales de esta ciudad no se la han leído.
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