martes, 19 de junio de 2012

Canal de Castilla (y II)


La segunda jornada amanece tan soleada como la primera, aunque la mañana es fresca y el calor no agobia. Estas condiciones nos ayudarán a soportar los todavía más de 105 quilómetros que nos quedan para llegar a nuestro destino final en Valladolid.

Dejamos Frómista retomando el camino en el punto donde lo habíamos abandonado el día anterior, junto a una de las esclusas más bonitas del Canal. Por el momento, decimos también adiós al Camino de Santiago.




Continuamos por las pistas situadas junto al Canal, a izquierda o derecha, indistintamente, gozando de la sombra de los árboles. Nos encontramos nuevas esclusas, pasamos sobre el puente del tren, ...



... y llegamos hasta  el punto en el que se unen el Canal con el río Carrión y el río Pisuerga.


Vamos cubriendo más y más quilómetros junto a las tranquilas aguas que nos acompañan. Así alcanzamos la esclusa que marca la unión entre los tres ramales del Canal. Nosotros nos dirigimos hacia el ramal del sur, camino de Palencia y de nuestro objetivo final: Valladolid.



De repente, a lo lejos, al unísono del rugir de algunos estómagos, divisamos lo que parece el Cristo de Corcovado. Alguno ya se ve en su imaginación junto a la playa de Ipanema, mmmmmmm... nada más lejos de la realidad. Estamos junto al Canal de Castilla y lo que vemos a lo lejos es el Cristo del Otero, un símbolo propio y seña de identidad de los palentinos.


Por fin entramos a la ciudad por la dársena del Canal. Aproximadamente un año antes dos de nosotros habíamos estado en Palencia. En aquella ocasión trabajando. La impresión que nos dejó entonces la capital palentina fue muy grata.


Nos refrigeramos en su plaza Mayor y hacemos alguna reparación de urgencia junto a su Catedral, "la bella olvidada".



A partir de ese momento un no parar de pedalear. Cada vez estamos más cansados y el paisaje se transforma hacia expresiones menos agradables. Nos acercamos a la zona industrial de Valladolid y se nota. Además, a la altura de Dueñas y de Valoria la Buena, cogemos respectivamente y con poco criterio el camino de la izquierda y de la derecha y en ambos casos nos equivocamos porque los caminos en cuestión no tienen salida. Una buena señal a la altura de estos dos lugares no vendría nada mal.

Donde llegamos es a Cubillas de Santa Marta, el pueblo familiar, aquél en que mi bisabuelo fue médico, cuna de los Fernández Gala, donde nació mi padre y de cuyas uvas todavía bebemos su aromático y embriagador jugo. No nos adentramos en el pueblo porque ya se hace tarde, pero pronto volveremos a rememorar aquellas míticas meriendas en las bodegas excavadas en lo más profundo de la tierra castellana.



Tras un largo día de pedaleo conseguimos, no sin esfuerzo, alcanzar nuestro objetivo final. Alguno más cansado que otro, alguno más quemado que otro, alguno con más ganas de ducharse que los demás... Cenamos con la familia y nos hacemos una foto en el antiguo Colegio Mayor en el que mi padre estudió la carrera universitaria, monumento imprescindible de la ciudad.



Una gran experiencia, muy aconsejable para cualquier nivel de pedaleo. Tan sólo hay que adecuar el número de quilómetros al estado de forma física. Nosotros lo disfrutamos mucho y después de volver a casa ya tenemos nuestra mente dirigiéndose hacia el siguiente reto.

Aquí podréis ver un adelanto del documental que se está emitiendo en La 2 de TVE los domingos por la tarde durante el mes de junio de 2012.

Un pequeño vídeo con con imágenes del Canal de Castilla rescatado de youtube:


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