La gran mayoría del tiempo estamos rodeados de gente.
Desde que nacemos, durante nuestros estudios, en nuestra vida laboral y
familiar miles de personan caminan a nuestro compás.
Con tal multitud a nuestro alrededor resulta más sencillo
que nuestros fallos pasen desapercibidos. Siempre hay quien nos perdona con
amor incondicional, quien con su trabajo y esfuerzo oculta nuestros errores,
incluso de manera inconsciente.
Sin embargo, hay momentos en nuestra vida que tenemos que
dar un paso al frente e interpretar un solo. Es un momento vertiginoso, sin
par, acongojante puesto que no dejamos de presentarnos ante los demás desnudos,
tal y como somos, fruto de nuestro propio trabajo. Pero son estos momentos los
que te permiten conocerte mejor, adquirir conciencia de los errores,
relativizar tu posición frente al mundo.
A continuación os presento unos ejemplos maravillosos de
esos momentos singulares vividos en directo. Son instantes brillantes que nacen de la
práctica constante en el tiempo. En cualquier caso me permito sacar una
conclusión; un solo, por espectacular que sea, sin el acompañamiento preciso,
carece de la brillantez necesaria. Aquí os dejo a tres maestros.
BENITO CABRERA
BARBARITO TORRES
PITINGO
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