domingo, 2 de enero de 2011

El GPS y la teoría del No-Camino

De nuevo llega la Navidad y hay ciertas tradiciones que deben respetarse. Hay quien llena la casa de bolas de colores, nacimientos y Papá Noeles, hay quien se pasa el día comprando regalos en las tiendas y centros comerciales o quien no sale de la cocina para que las comidas familiares sean exquisitas (por mucho que nadie sea capaz de saborear nada más después de las patagruélicas zampadas). No voy a negar que en parte me dedique a tales menesteres, porque lo hago, pero hay una tradición especial que voy a tratar de repetir mientras mi destino profesional me lo permita: la salida navideña a la montaña con mi amigo JR. En los últimos años hemos tenido todo tipo de experiencias, en alguna ocasión acompañados de LP, la mujer de JR.
Parte de la ruta

Como no podía ser menos, este año repetíamos y, aunque la ruta no se decidió hasta el día anterior a nuestra salida a última hora, ha resultado todo sobre la media de nuestras anteriores experiencias. Salimos de Castellón a las ocho y media de la mañana con destino a Lucena del Cid. Paradita en Figueroles para comprar el pan y un rato más de conducción hasta el Mas de la Costa. Dejamos el clásico Ibiza, que tantos años hace que nos acompaña, sobre una antigua hera y comenzamos la caminata pasando junto a una de las antiguas escuelas rurales diseminadas por el término municipal de Lucena, en este caso rehabilitada hace años por el Centro Excursionista de Valencia. Nosotros, tras alguna duda inicial, tomamos el PR-V-79 en dirección a la base de Peñagolosa.
Valle del Rio Lucena con Lucena del Cid al fondo
Al fondo la Sierra de Espadán


Dejamos el Ibiza y comenzamos a andar



Al fondo la Lloma Bernat




Con mi sabina particular

Poco a poco fuimos ascendiendo hasta alcanzar la Lloma saltadora. Aquí el PR se une durante un par de quilómetros a una pista por la que discurre el Pas Reial d'Aragó. Éste es similar a las cañadas reales de Castilla, preparado para la transhumancia, aunque hoy en día el escaso volumen de rebaños que pasan largas temporadas en el norte o en el sur en función de las temperaturas ha hecho que este antiquísimo camino esté perdido en muchos de sus tramos.
Penyagolosa, gegant de pedra, la teua testa plena de neu, Penyagolosa, Penyagolosa, a la tempesta, al sol i al vent. I és la senyera del poble meu

En el mas del Collado nos desviamos a la izquierda para comenzar la circular a Peñagolosa. A nuestra derecha, a lo lejos, podemos observar Gargant y Chodos. También vemos la subida al Marinet, por donde los Peregrinos de Las Useras dirigen sus pasos a San Joan de Peñagolosa una vez al año en silencio y penitencia. Dejamos todo de lado y guiados por el maravilloso pajarito de la "Comunitat" nos dirigimos a la Cueva del Sastre, que yo más bien llamaría abrigo a falta de investigaciones más exhaustivas.
pajarito, pajarito


Cueva del sastre

La circular a Peñagolosa por su cara sur es tremendamente bonita. La inmensa roca acompaña durante gran parte del recorrido y se pasa junto a tupidos pinares alternados con algún roble y muchas encinas. Sobre nuestras cabezas vimos planear gran cantidad de buitres atraídos por algún tipo de carroña no muy lejos de donde nosotros estábamos. Completada la cara sur subimos hacia la plataforma de subida al pico por la nevera de Peñagolosa. Desgraciadamente ésta está completamente cerrada y ni siquiera se les ha ocurrido poner una puerta con verjas para que la gente que se acerque hasta aquí pueda observar el interior de tan inusual infraestructura en la época de las neveras eléctricas y los congeladores.

Pico del Peñagolosa


Fuente del paso


En la base del pico decidimos descansar un rato puesto que nuestros estómagos reclamaban ya animados la pitanza. No subimos al pico, no por falta de ganas de un servidor, sino porque teníamos todavía mucho que andar unido a la incertidumbre de la parte final del camino.
Camino hacia la cima del Peñagolosa

Mmmmmmm... bocata de jamón

Una vez bien lleno el buche continuamos con nuestra circular. Pese a que en esta parte del recorrido encontramos multitud de cabras montesas es de ley reconocer que pierde vistosidad el camino. Sí volvimos a ver Gargant y Chodos, además del refugio de Les Mallaes. Pero como en invierno los días son cortos y no teníamos muchas ganas de sacar los frontales de las mochilas, nos dirigimos a la parte complicada del día. ¿Cómo volver al Mas de la Costa sin repetir lo ya andado? Fácil, uno se acerca a la Masía Sabater, desde ahí a la Gronsa y al Mas de Cres y vuelta al Mas de la Costa... ¿fácil? Pues no señor. Por supuesto no íbamos a seguir el camino "marcado" por el Centro Excursionista de ¿Valencia?, no, no teníamos tiempo para eso. En esta ocasión JR decidió hacer caso al mapa y en un momento determinado al GPS:

-¡Pero si aquí no hay camino!
-Sí, claro que sí, que lo marca el GPS
-Ya lo puede marcar Perry Mason con la silla de ruedas, aquí no hay nada.
-Se habrá perdido un poco, pero siguiendo las indicaciones del GPS seguro que llegamos.

Patinaje sobre hielo en la Font Trobada


Aeroport de Castelló


Gargant en primer plano y Chodos al fondo

¿Camino?

Sí, sí, claro, lo marca el GPS

¡Pues va a ser que no hay camino!

Por supuesto que llegamos, pero al cortado donde ya no podíamos seguir. A lo lejos, a no más de dos o tres quilómetros en línea recta, podíamos ver el coche, pero avanzar era imposible (salvo que el salto base con 10 metros de altura fuese lo nuestro, que no lo es) y empezaba a hacerse de noche. Al final regresamos por donde nos habíamos aventurado, con algún pincho de aliaga de más en las manos, y encontramos de nuevo el PR de subida a poco más de 20 minutos del Mas de la Costa.

Llegamos al coche ya de noche, aunque con suficiente luz como para no tener que encender el frontal. De allí directos a la Masía Les Pedroses, donde encendimos la estufa de leña haciéndola subir a temperaturas insospechadas, una ducha con el agua calentada en ollas sobre la estufa, una buena cena y a sobar al catre.


De vuelta al coche

Una maravillosa salida, con impresionantes vista que cada vez nos refuerza en la idea de que la provincia de Castellón no tiene nada que envidiar a otros sitios de nuestro país en lo que a montaña y sendas se refiere. Quizá sería necesario cuidar más el monte en lugares que se denominan "Parque Natural" dedicando más recursos y de manera más ordenada, en lugar de tirar el dinero en carteles metálicos con logos de diseño que, además, indican mal las direcciones. Quizá un día de estos intentaremos arreglarlo, cuando retome mi vocación frustrada de ingeniero de montes.
agua para la ducha


Un poquito de cena

Al día siguiente todavía nos esperaba una nueva visita a la montaña.

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