lunes, 26 de diciembre de 2011

Tossal Gros: anada i tornada

Hoy es el segundo día de navidad. Hay quien lo llama San Esteban y hay quien no lo celebra en absoluto. De donde yo soy, después de la paella con “pilotes” del día navidad, toca un buen “bollit en pilotes” y, en mi casa, muchas risas, amigos invisibles y largas, larguísimas sobremesas.

Aprovechando, en cualquier caso, esta repetición de rituales navideños, voy a volver con un clásico: la circular al Tossal Gros. Una de mis últimas veces en CS, salí de casa de mis padres rumbo a casa de mi amigo JR. Para ello recorrí buena parte del centro de la ciudad. Os dejo alguna de las joyas que tenemos en esta ciudad levantina, realmente interesantes en algunos casos, pero muy mal enmarcadas en general.


Sañiendo de casa

Objetivo al fondo

Tombatossals

Tombatossals (desde otra perspectiva)
Plaza María Agustina

El primer instituto de la ciudad: Francisco Ribalta

Qué no falte una estatua de nuestro "artista favorito"

Estilo neo-mudejar del edificio de Correos

La Farola y sus casas modernistas

¿Qué ciudad no tiene ya un puente similar?

"La modernidad": el tram
El Riu Sec i l'ermita de Sant Joan

Era noviembre, pero cualquiera, en atención a la temperatura, pudiera haber dicho que estábamos a principios de septiembre sin equivocarse demasiado: ¡menudo calor!

Esta marcha urbana y de montaña la hicimos en esta ocasión en sentido inverso al que habitualmente sigo.

La subida es tranquila, sin demasiado desnivel y pueden contemplarse, por el antiguo camino a Borriol, las pequeñas casas, las antiguas terrazas agrícolas, los ingenios para recoger agua y las vistas impresionantes del mar y de la Plana bajo nuestros pies.
El sanatori
Nos acercamos a la montaña entre naranjos Roger

L'antic camí de Borriol

Terrazas abandonadas

Recolector de agua

El pi al cim del Tossal Gros
El cim del Tossal Gros
Escaleras autóctonas para bajar a la terraza

Comentábamos que sería una muy buena idea y bastante económica balizar la zona, crear senderos guiados, con explicaciones de fauna y flora, para niños y adultos, un lugar de entrenamiento para carreras de montaña y hasta un circuito de MTB. Hay veces que con muy poco se puede hacer mucho y recuperar así un paraje espectacular, olvidado pese a estar frente a nuestras propias narices y darle un uso comunitario poniéndolo en valor.

El paseo acabó tarde, con la luz del sol escondida entre las montañas y la luna llena mostrando su esplendor sobre las aguas del Mediterráneo. Es verdad que no hay nada como volver a casa de vez en cuando y reencontrarse con el terruño.
La luz entre la oscuridad
Antiguo cuartel Tetuan XIV
Campos del Sindical, donde tantos partidos jugamos


lunes, 19 de diciembre de 2011

JORNADA GASTRONÓMICA PATAGRUÉLICA

Un buen día de amistad con una pantagruélica comida. Aportaciones culinarias de cada comensal y una semana de sobras...








Tan sólo faltó retratar el pollo Strogonoff. Y aunque no haya pruebas, creo que todavía hay alguien que se está chupando los dedos con mi tarta de chocolate, jajajajajajajaja.

lunes, 12 de diciembre de 2011

LE MONT BLANC... du Tacul

Llegó el último día, el, ¿cómo llamarlo?, día del objetivo vigoréxico del año. Sin embargo, estás vez no iba a ser el mío. al principio por una planificación errónea de las jornadas de montaña y, en último término, por falta de material ante el cambio repentino de planes.

Los valientes ascendieron hasta la Aiguille du Midi en el teleférico a las 7 de la mañana, en la primera cabina. El resto desayunamos tranquilamente y nos dirigimos hacia el mismo punto. Mientras ellos andaban por el macizo del Mont Blanc, el resto íbamos a "sobrevolarlo". Al llegar a l'Aiguille du Midi vimos a algunos alpinistas que tomaban el mismo camino que nuestros compañeros.



Por nuestra parte continuamos con nuestro trayecto aéreo y, literalmente, entre Francia e Italia, nos calzamos un buen bocadillo seguido de una buena siesta al sol justo a la sombra de los picos más altos de los Alpes.






Calculando la hora en que nuestros amigos volverían al punto de inicio, nos dimos la vuelta y fuimos a su encuentro disfrutando de las espectaculares vistas.



Ya estábamos en la Aiguille du Midi y entre la niebla parecíamos verles. De repente aparecieron al final de la cresta y allí estábamos nosotros para darles la bienvenida..










Y es que habían hecho cumbre. El Mont Blanc du Tacul había sido hollado por las hordas castellonenses...



lunes, 5 de diciembre de 2011

ACEITUNEROS ALTIVOS

Ya lo dijo el poeta:

...
Olivar, por cien caminos,
tus olivitas irán 
caminando a cien molinos.
Ya darán
trabajo en las alquerías
a gañanes y braceros, 
¡oh buenas fuentes sombrías
bajo los anchos sombreros!
...
Antonio Machado "Los olivos"






Hacía muchísimo tiempo que no iba, pero este año le prometí a mi padre que pediría unos días de vacaciones para ayudarle y así lo hice. Tenía ganas de desconectar y la verdad es que no hay nada como el trabajo en el campo para hacerlo.




Recuerdo aquellos larguísimos fines de semana en la época del colegio y del instituto en los que tocaba despertarse con el frío metido en el cuerpo que puebla esa gran casa sin calefacción, tomarse la leche y ponerse, árbol tras árbol, a recolectar. Lo que más odiaba era tener que agacharme con el gran capazo negro y recoger todas las que estaban en el suelo antes de extender los enormes toldos verdes. Mi abuelo se empeñaba en ello y es que en cosas tan simples como esas se notan las generaciones. Por el contrario, el momento más feliz era cuando me dejaban un árbol, pequeño, todo entero para mí solo y podía, con el alargador de 100 metros, enchufar la radio y perderme en mis propios pensamientos mientras iba escuchando canciones, tertulias o avances informativos. Eso, por supuesto, sin contar la feliz sensación, una vez el sol desparecido por detrás de la Sierra de Espadán, tras recoger todo y entrar en casa para una reparadora ducha, de tirarse en el sofá junto a la chimenea... un placer inigualable.

Como os contaba, este año acudí a recuperar esas sensaciones y muchas de ellas las volví a experimentar. Eso sí, esta vez, con algunos amigos de mis padres ayudando, el momento de comer se convirtió en un auténtico ritual de veneración al estómago generoso. Copiosas, ¿qué digo copiosas? copiosísimas comidas, con ingentes cantidades de vino y ajoaceite convirtieron el momento de levantarse de la mesa para salir a continuar trabajando un auténtico infierno. El resultado final: algo más de 1.600 quilos de aceitunas y ya no sé cuántos litros porque la parte de ir a recoger el dorado elemento al molino me la salté.