lunes, 29 de octubre de 2012

GR 20 V (VIZZABONA - CAMPANELLE - PRATI)




El día comenzó con un buen desayuno en el hotel en Vizzabona. La verdad es que no iba de más desayunar algún día como personas normales. Salimos del hotel y nos dirigimos hacia el panel informativo del Parque Natural. La alerta roja del día anterior había descendido hasta el nivel amarillo, por lo que creíamos que el día iba a ser tranquilo. 




Salimos bien protegidos contra la lluvia porque todavía caían algunas gotas, pero fue cruzar la carretera nacional, ponernos a ascender y dejar de llover todo uno. Fuimos quitándonos capas poco a poco mientras ganábamos metros. La subida de Vizzabona hasta el collado de Bocca Palmenti es tendida pero continuada a través de un bosque, que únicamente desaparece en los últimos momentos antes de finalizar los 720 metros de subida. 



Al llegar a Bocca Palmenti nos giramos y pudimos ver el Monte d'Oro, junto al que habíamos pasado el día anterior, completamente envuelto en nubes. De menuda nos había librado. Aquí el relente se hacía notar al estilo cierzo aragonés, y nos volvimos a tapar. El día no parecía despejar, pero la lluvia nos iba respetando. 



A partir de este instante se hace notar el cambio entre la parte norte y la parte sur del recorrido. En este segundo grupo de etapas la mayoría de las pendientes tienen menor inclinación, hay mucho menos granito, las alturas se suavizan y los senderos transcurren más tiempo entre bosques de todo tipo de vegetación mediterránea.



A partir de este instante el camino descendía ligeramente hasta un total de 150 metros, para ganar más adelante, tras ir recorriendo la ladera de la sierra, súbitamente unos 70 metros de desnivel positivo en fuerte pendiente, ya muy cerca de nuestro destino final del día. 


Llegamos sin mucho esfuerzo a la estación de esquí de Campanelle. Tan sólo cuatro horas y media de camino, pero un descanso necesario después de la etapa, corta pero muy intensa, del día anterior. Supuestamente en Campanelle hay un refugio del Parque, pero la realidad es que está abandonado y sin cuidar. Supuestamente la llave la tienen en el albergue de la estación, pero cuando fui a preguntar me dijeron que lo tenían "cerrado". Dado que las puertas abiertas y el techo está en condiciones podría servir como última opción, aunque habría que tener cuidado con los animales que puedan entrar a lo largo de la noche. 

Nosotros optamos finalmente por plantar la tienda y darnos una ducha con los últimos rayos de sol que íbamos a ver en unos cuantos días. El agua de la manguera salía congelada, aunque no tanto como la que íbamos a probar al día siguiente. Con la tienda plantada comenzó a llover. Cenamos en el refugio y pasamos una noche bastante fría, tanto que yo acabé vestido dentro de mi saco de verano y saliendo de la tienda a las 6 de la mañana para moverme un poco. Con posterioridad supe que las 8 de la mañana es termómetro marcaba 6ºC.



El día siguiente amaneció desapacible, aunque seguía sin llover. Recogimos la tienda mojada y tras el desayuno nos pusimos en marcha Desoyendo los consejos de nuestra guía, decidimos que la variante alpina del Monte Renoso no era la mejor opción con un tiempo tan inestable. Decidimos bordearlo siguiente la variante de bajo perfil. Poco que contar sobre ella, salvo la majestuosidad del paisaje. Alguna gota nos cayó, pero pronto dejó de llover. Bordeamos el macizo y, por una fuerte pendiente al principio y mucho más suave posteriormente, llegamos a Col de Verde. Tuvimos la suerte de cruzarnos con nuestros primeros y famosos cerdos salvajes corsos. Quien no los conozca que lea "Astérix en Córcega".






Col de Verde era una posible ubicación teórica para fin de etapa si hubiéramos seguido directamente desde Vizzabona sin parar en Campanelle. Sin embargo, al sobrarnos tiempo, decidimos parar antes el día anterior y en este lugar únicamente nos avituallamos. Parece no estar nada mal acondicionado y justo al lado de la carretera, con lo que los precios quizá sean más baratos, si algo así puede decirse en el GR-20. 

A partir de aquí una última subida. Nos pusimos las pilas y subimos a muy buena marcha. Se notaba que los días pasaban y que los músculos de las piernas (y los de los hombros y la espalda, que son los que soportan el peso de la mochila) estaban entonados. Casi 600 metros de desnivel positivo hasta la Bocca d'Oro. Desde allí pudimos contemplar, momentáneamente, el Monte Renoso. Pero no era el panorama lo que nos preocupaba, sino las nubes negras. Nos tapamos rápidamente, tapamos las mochilas y nos dirigimos prestos al refugio de Prati, pero 15 minutos antes de llegar comenzó a descargar y lo hizo para no parar.




Llegamos al refugio bastante mojados para lo poco que habíamos estado bajo la lluvia. Preguntamos inocentemente a la guarda si quedaba sitio en el refugio y, para nuestro gozo, nos dijo que sí. Sino, dadas las condiciones climatológicas, lo más probable es que hubiéramos acabado durmiendo en el suelo del comedor. Algunos valientes, como Constance y Guillaume o Inna y Hans, decidieron dormir en la tienda (con el consiguiente frío). De ellos hablaré más adelante.



La tarde en el refugio pasó apacible. Nos pudimos duchar aprovechando un alto en las precipitaciones, aunque con el agua más fría que habíamos probado hasta ese instante y que no volveríamos a encontrarnos ya más. Por la noche pasamos momentos divertidos con toda la gente con la que estábamos compartiendo camino y nos fuimos a dormir con el calor que se acumula en los refugios. La única pega fue no poder ver la isla de Elba y la Toscana, que hubiéramos podido contemplar de haber disfrutado de un día despejado.





El día siguiente daría más de sí...


miércoles, 24 de octubre de 2012

GR 20 IV (PETRA PIANA - L'ONDA - VIZZABONA)


El dia comenzaba pronto, como iba siendo habitual, pero en esta ocasión sin prisas. Llevábamos dos días de adelanto sobre el plan preestablecido, así que decidimos tomarnos la etapa con calma. 

A partir de este punto se puede decidir entre dos opciones. Bien se toma la variante alpina, mucho más expuesta pero más espectacular y disfrutona, bien se baja todo el valle para, más adelante, volver a subir hasta el refugio de  l'Onda. La primera opción, además, tiene como ventaja que acorta en casi una hora el camino.

En otras circunstancias hubiéramos optado por la variante alpina y hubiésemos seguido hasta Vizzabona (una etapa que se adivina larga y muy cansada). Sin embargo, dado que no íbamos con prisas, decidimos bajar al valle y tomar la determinación de continuar al llegar a l'Onda.

Los primeros momentos de la bajada eran intensos, pues se desciende hasta el fondo del valle, casi hasta la altura de Vizabonna, que es el punto más bajo de todo el recorrido. Sin embargo, la pendiente se dulcificó pasada aproximadamente una hora y dio comienzo un agradable paseo entre un frondoso bosque. Junto al bosque corría el río formando unas estupendas y cristalinas pozas. Lástima que el día no nos acompañara en esos instantes, aunque nos íbamos a resarcir pronto.





En el fondo del valle, antes de cruzar la pasarela de madera de Tolla y girar a la derecha, nos encontramos con la Bergerie de Tolla, donde nos hicimos con las clásicas provisiones corsas. Hay una buena fuente justo enfrente de la puerta del establecimiento.

Una vez alcanzado el fondo del valle sólo quedaba subir. La frondosidad y verdor del hayedo sobrecogía. La subida hasta el refugio resultó mucho menos larga y monótona de lo esperado y poco antes de las 12:30 estábamos en destino, no habiendo andado ni siquiera cuatro horas y media.







Llegados a este punto nos planteamos si seguir porque las nubes que asomaban de cara a la tarde podían hacer prever tormenta. Al final, tras preguntar a unos y a otros y compartir una agradable comida con François, decidimos plantar la tienda y disfrutar la tarde a la sombra del Monte D'Oro.

Si bien no cayó ni una gota y despejó rápidamente, la decisión no fue del todo incorrecta, porque pudimos disfrutar de unos maravillosos baños en unas pozas sin igual. La tarde transcurrió plácida tumbados al sol leyendo y recuperando energías como los lagartos. Tan sólo hay que dirigirse hacia el desfiladero a las faldas del monte y ascender ligeramente. Ahí, escondido, donde nadie lo espera, está el paraíso.


En busca del paraíso













El sitio de acampado en L'Onda deja un tanto que desear. El terreno no es plano ni está dividido en llanos vivacs, pero al llegar los primeros pudimos encontrar un espacio con menos pendiente. Las duchas y baños están dentro de la normalidad y la instalación de la cocina externa sufre las inclemencias del viento, que se pudieron combatir gracias a unos maderos.





Los hijos del guarda regresan al refugio con el jabalí que acaban de cazar
Tras pasar una noche tranquila y con la tienda bien montada gracias a la adquisición de la noche anterior, nos levantamos acompañados de un fuerte viento y de constantes nubes bajas que cubrían por momentos toda visión posible. Para coger fuerzas introdujimos en el cuerpo un potente desayuno, recogimos todas nuestras pertenencias y, acompañados de una simpática pareja de chicas alemanas, comenzamos el ascenso al collado que se encuentra tras la cresta de Muratello. La ascensión, que nos llevó alrededor de una hora cuarenta minutos, es relativamente dura, pero sin duda, hacerla con la mochila de más de 10 quilos mientras soplan fuertes y constantes rachas de viento lo hace todavía más complicado. Lástima por la niebla, porque las vistas tienen que ser preciosas. Nosotros ya teníamos bastante con abrigarnos y continuar subiendo, con algún recordatorio por el camino de la peligrosidad de la montaña, aún extremando las precauciones.







Menuda alegría encontrarse con la placa en un día como éste



En el collado, no pudimos quedarnos demasiado tiempo porque el viento continuaba soplando con fuerza. Decidimos despedirnos de algunos compañeros de viaje y emprender de nuevo la marcha. Desde este punto puede tomarse un desvío, ascender los 2389 metros de la cima del Monte D'Oro y descender por la ladera opuesta a aquélla por la que nosotros íbamos a hacerlo. Con las condiciones climatológicas que estábamos viviendo ni nos planteamos esta ruta. Con buen tiempo puede ser una bonita opción.



A partir de este punto el único sentido del camino es el del descenso. Se baja, tal y como comentaba, hasta el punto más bajo del GR20 (920 metros de altitud) sin contar las dos etapas iniciales y eso se nota. La subida en dirección contraria debe enfrentarse con especial filosofía y tiene mucho sentido L'Onda si se toma el camino en esta dirección. Éste no era, sin embargo, el sentido de nuestra marcha. Nosotros nos lo tomamos con paciencia pues C.G. no gustaba en exceso de este sentido del camino.



Fueron más de tres horas y quince minutos de descenso continuo, atravesando pedregales graníticos, hayedos y bosques de pino laricio, autóctono de las tierras corsas. De nuevo aparecían pozas de aguas cristalinas a nuestro paso, pero el tiempo había cambiado definitivamente y el calor del final del día anterior y de todos los que llevábamos andando nos había abandonado.









Llegamos al final del camino a la civilización: la estación de Vizzabona. Decidimos recuperar fuerzas en el bar de la estación, un peculiar establecimiento con una muy peculiar decoración, del que os dejo unas cuantas fotos. Esa noche tomamos la determinación de dormir bajo techo y, aunque estuvo lloviendo parte de la misma, la elección del lugar no fue todo lo buena que hubiéramos deseado. Por lo menos estuvimos calientes y secos hasta el amanecer. Retomaremos este aspecto en la última entrada de esta serie.




Auténticamente corso...

+

La estación de Vizabbona permite, cuanto menos descansar y avituallarse con tranquilidad antes de enfrentar la parte sur. Fue aquí donde nos enteramos de que había estado prohibido andar el día anterior por pésima climatología (¡vaya novedad!). Sin embargo en el refugio de L'Onda, que era donde nos tenían que haber avisado, nada nos dijeron. El panel informativo indicaba prohibición para el día siguiente a primera hora de la tarde. No obstante, al día siguiente íbamos a continuar andando, como podréis comprobar en la próxima entrada...