martes, 26 de febrero de 2013

SIN BOQUILLA, POR FAVOR...

El otro día me pegué una panzada volviéndolos a escuchar. Hubo un momento que en mi casa estaban todos sus discos.




Ahora mismo no sabría cuál de todas las suyas elegir, así que os dejo sólo algunas...





Algunas de sus letras no pierden actualidad y eso que ya han pasado...¿¿¿???? bufffff




Si hasta nos describen, pero del revés...




pero ya sabéis: ¡¡¡no nos podrán parar!!!



domingo, 17 de febrero de 2013

MALABARISMOS

Hace no muchas fechas nos dejaba Miliki, que tantas meriendas nos ha alegrado a muchas y diversas generaciones de este país. Aquí mi pequeño homenaje.



Pero, aunque nada tiene que ver hoy mi entrada con el circo, si guarda una relación íntima con algunos de sus componentes: los malabaristas. Hace tiempo que no contaba nada sobre los libros y ha llegado el momento de hacerlo. 

Durante mucho tiempo no tuve ganas de leer. Mucho había leído durante una época y me había saturado. Pero poco a poco he ido retomando el gusto por esos ratitos sentado o tumbado leyendo y, en el momento menos esperado, se ha desatado de nuevo el furor del lector.

Éste es el último que me leí. Peculiarmente escrito, resulta de gran sutileza la pluma del escritor. Hubo quien lo llamo "De costa a Chueca"; creo que mucho le había afectado las vacaciones en Benidorm cerca de Belén Estaban.


Pero, y aquí retomo al circo de Miliki y sus malabaristas, de repente, sin saber muy bien cómo, he venido a juntarme con cuatro libros encima de la mesilla que, además, estoy leyendo a la vez. Parezco un malabaristas con sus bolas, tratando de que ninguna se caiga al suelo.

Nunca me ha gustado simultanear libros, igual que tampoco me gustó nunca releer libros. Lo primero lo estoy haciendo ahora mismo y lo segundo, con algunos, seleccionados, ya lo he hecho en diversas ocasiones.

El primero, ha nacido de las ganas que tenía de leer algo suyo. Aunque parezca mentira nunca había tenido en mis manos nada de Borges y el otro día, en una librería me fijé en este. No puedo decir más que me está sorprendiendo. Los cuentos fantásticos hacen que los viajes en el transporte público los días de lluvia se me hagan demasiado cortos. A ver cómo termina aunque, por el momento, no se me acaban las ansias por continuar página tras página.


El segundo lo leo por las noches, a ratos. Lo empecé hace tiempo y no pasé de la página 50. Es un libro para estar concentrando y con un papel y un bolígrafo al lado. Muy, muy interesante, sobre todo después de leer a Morgenthau y a Kissinger. He decidido empezar de nuevo y me está gustando mucho. Me quedan muchas páginas que exprimir, así que la cosa promete.


El tercero es un capricho. Quise compararlo hace tiempo, pero no lo encontré. Me encantan sus artículos del Real Instituto Elcano y he pensado que su particular Historia de América podría transmitir pensamientos y visiones que pocos podrían hacer suyas. Veremos porque, lo reconozco, por el momento es al que menos tiempo dedico.


El cuarto y último, lo reconozco, es una fricada. Me lo ha pasado un compañero de trabajo y lo estoy a su vez trabajando para un proyecto que tengo entre manos. A ver qué me puede enseñar Silvia, que seguro que no es poco. A partir de ahí me toca organizar y coordinar a mí... ¡¡bufffff!!


miércoles, 13 de febrero de 2013

RODANDO SOBRE LA NIEVE


Llega el invierno, los fríos, las nieves y las heladas, pero ¿cómo dejar de salir en bici? De ninguna manera. Hay que seguir rodando.

Quedada a las 9 de la mañana en la estación de Cercedilla y como el tren llegaba demasiado pronto, en este caso decidí bajarme en Collado Mediano y aprovechar el recorrido de bajada hacia la capital para subir en dirección contraria.

Bajé del tren y frío, lo que viene siendo frío, hacía un rato, para qué negarlo. Me ajusté bien todo y poco a poco, gracias al GPS, conseguí ir avanzando hacia la estación de tren. Llegué un poco tarde, pero teniendo en cuenta que el resto todavía estaba bajando las bicis del coche podemos decir que llegué pronto.



Nos saludamos, cubrimos necesidades perentorias y nos pusimos manos a la obra. El mítico puerto de la Fuenfría, que ya he subido en varias ocasiones, hace que te tengas que esforzar hasta casi el final. En esta ocasión resultó particularmente divertido. La primera parte, como decía, pica hacía arriba y, una vez superado el mirador, empieza la fase más tendida, el último par del quilómetros del puerto.


Sin embargo, cuando la pista esta llena de nieve y, sobre todo, de hielo, la cosa se complica. Algún resbalón que otro, ruedas derrapando y, ¡zas!, de repente alguien que se cae. Esta vez le tocó a S.J., cuya mano, como podemos observar en el gráfico, acabó ligeramente amoratada y dolorida.


Una vez en la Fuenfría pudimos ver que la nieve que nos esperaba bajando, sin dificultarnos el paso, no iba a ser menor que aquélla sobre la que habíamos rodado subiendo. Fuimos bajando poco a poco y cuando desapareció la nieve nos dimos de bruces con el barro. Por supuesto, como toda buena salida en bici, acabé perdiendo mi multiherramienta. Quien la encuentre en medio de los senderos, qué la disfrute.



Por fin llegamos a la entrada de Segovia. Aquí dejé yo a mis amigos de aventura, que se acercaron hasta el centro de Segovia y se retrataron bajo el milenario acueducto antes de volver. Yo, entretanto, pude disfrutar de una buena ducha y una mejor comida entre amigos. Regresé un poco más tarde en cercanías y me sucedió uno de los encuentros más extraordinarios que he tenido en tiempo. Pero eso es harina de otro costal...




jueves, 7 de febrero de 2013

DOMINANDO EL MUNDO DESDE LA BOLA




Como en todas las últimas ediciones de la Vuelta a España, la de 2012 también tenía canción oficial: "Día Cero" de la Oreja de Van Gogh.

Animados por el ritmo musical y por haberlo visto alguna semana antes en la televisión, este 2012 iba a ser, por fin, el de nuestra tentativa a la Bola del Mundo. Escasos tres quilómetros de sufrimiento constante con cerca del 20% de desnivel.

Empezamos la mañana, P.Ll. y yo, como suele ser habitual, bajando del tren en Cercedilla y subiendo, poco a poco, el puerto de la Fuenfría. Siempre, las primera cuestas de este puerto, recién bajado del tren, se hacen duras, pero sin prisas se llega hasta el collado que marca la frontera con Castilla y León, a la sombra del primero de los Siete Picos a la derecha y del Montón de Trigo a la izquierda.





Para acercarnos a la base de la Bola del Mundo (o alto de las Guarramillas) optamos por el camino Schmidt. Tuvimos la suerte, aun siendo domingo, porque nos cruzamos con poco gente. Pese a lo que pueda parecer de inicio, el camino fue divertido, teniendo que poner alguna vez el pie en tierra, aunque no mucho.








Pero al llegar a Navacerrada comenzaba la fiesta. Nos hicimos a la idea y para arriba. P.Ll. salió disparado y yo fui subiendo poco a poco, con mucha "fatiguita".  Sólo puedo ser sincero. Me baje más de una y más de dos veces de la bici y hubo un rato que empujé hacia arriba porque creía que me iba a dar un ataque al corazón. Ya no tenía más piñones de los que echar mano. Fue duro, muy duro, durísimo, pero estuvo divertido. P. Ll. subió del tirón e hizo esas maravillosas fotos en las que se me ve a punto de echar los higadillos.










Bajamos rapidísimo de nuevo al puerto y regresamos por el camino del calvario hasta Cercedilla. De hecho, no fue siempre el camino... ya se sabe, uno llega un cruce, dice aquello de "por supuesto que recuerdo el camino, era hacia la izquierda", y acabas donde no toca. Un tramo lo hicimos por un senderito donde acabé  besando el bendito suelo de esta tierra nuestra. Terminamos saboreando una buena cerveza en la estación antes de coger el tren de vuelta a la gran ciudad.


Fue un pedazo de salida. Lástima que P.Ll. ya esté del otro lado del charco, a orillas de un nuevo océano. Espero que pronto volvamos a coincidir. Aunque sea internáutico, le envío un abrazo desde aquí y le dedico esta entrada.

Para acabar os dejo con los profesionales, los que suben dándolo  todo. Una maravilla para los que amamos este denostado pero muy hermoso deporte:



lunes, 4 de febrero de 2013

LAS SIETE DIFERENCIAS

Recuerdo todavía aquellos suplementos de domingo con el periódico y que hoy ya no existen: el pequeño País y el Blanco y Negro. En ellos siempre podías encontrar el juego de las siete diferencias. Ya sabéis, ese con dos fotos muy parecidas en el que se pedía al lector que encerrase en los correspondientes círculos cada una las siete diferencias que debía encontrar.

¿Podríais hacer lo mismo con estos vídeos?



Francamente, salvo que en unos son muchos los que cantan (en inglés, macarrónico pero inglés) y en el otro es uno el que lo hace (en castellano), yo no consigo encontrar demasiadas. Incontables son los que criticaron el video más antiguo cuando se hizo público y que, sin embargo, alaban hoy el segundo.


No creo que ninguno de los dos merezca tan fiera crítica ni tan loada alabanza. Menos aún cuando de lo que se trata es de compararlos. Habrán siete diferencias, como en el periódico, pero al final las fotos se parecen tanto que tienes que estar un buen rato concentrado para distinguirlas. Un poco como con la esencia de estos vídeos.

Sin duda, lo que no puede cambiar es la espectacularidad de las imágenes de fondo. Con eso sí me quedo. Igual hasta algún día os podéis acercar en avión (jurjurjurjurjur).